Soñando Como Niño


Soñando Como Niño


“Cuando piensas mucho las cosas las atraes hacia ti” – dice el refrán.

Así doy inicio a mi historia como dice este refrán. Mi sueño inició aproximadamente en el año 2017 cuando las ganas y el entusiasmo por tener un hogar propio no me dejaban dormir. Esto me pasó durante años, pero mis recursos no eran lo suficientemente buenos como para lograrlo.

Motivado por mi mejor amigo, Julián, quien a su corta edad tenía una gran visión y ya contaba con dos apartamentos, vehículo y familia, me aconsejó que recurriera a un préstamo bancario para lograr en ese entonces MI MAYOR SUEÑO

A pesar de que en varias ocasiones mi solicitud de crédito fue negada por las entidades financieras no me di por vencido y presente luego la papelería en la caja de compensación familiar, en donde solo me ofrecían $5.800.000, los cuales en mi concepto solo me servían para un inicio de obra y no para lo que yo estaba buscando. 

Totalmente desilusionado comenté lo que me sucedió a varios de mis familiares llegando a oídos de Juan, la pareja de mi suegra, quien un día me da un abrazo fuerte, me estrecha la mano y me felicita por mi gran proyecto. Me anima con lo que dice: “Jhonatan, CON ESA PLATA PODEMOS CONSTRUIR SU CASA. Quizás no la mejor, pero si una donde pueda vivir mientras la organiza a su gusto.” Aunque para mí era imposible lograrlo con tan pocos recursos, el brillo de sus ojos y su seguridad me hicieron convencer que podía lograrlo, entonces empecé a creer y decidí retomar mi sueño.

Tenía que comprobar por mi cuenta que tal maravilla era cierta. Justo un lunes cuando estaba en espera de la respuesta del crédito me llama mi amigo, Julián: “Papirrín, arrime en la noche que le tengo una gran noticia”.  Lleno de expectativa y ansiedad por lo que me quería decir mi amigo me acerqué donde él en la noche y me suelta la novedad: “¡Le conseguí la plata que usted necesita para que haga su casa!” No lo podía creer, me sentía engañado. Sin embargo me reitera: “Sí, es muy enserio. Don Rigo, mi suegro, le va abrir un crédito a nombre mío para darle la oportunidad a usted de iniciar ese gran proyecto”.

Animado por esa gran noticia y pasada la noche Juan y yo decidimos empezar a desarrollar planos con las ideas que teníamos. Siendo casi las 12:00am de la noche continuamos con la lista de materiales y al día siguiente madrugué a cotizarlos, llevándome la gran sorpresa de que a pesar de ser tan larga la lista solo tenía un costo de $4.500.000, ¡Juan tenía razón!

¡Iniciamos Obra!

El primero de junio del 2019 descargaron los primeros materiales para el inicio de la construcción y con mucha emoción comenzamos, pero con el pasar de los días no se levantaban muros puesto que resultó que el lote que escogí estaba sobre una peña de piedra y hacia del trabajo más pesado y agotador, pues había que remover esas piedras antes de la construcción. Superado este incidente, iniciamos levantando un muro de contención en concreto. 

Aunque este era mi mayor proyecto no podía dejar mi empleo de lado, por lo tanto, durante cuatro meses, la ayuda de Juan fue invaluable; él trabajó en jornadas diurnas que resultaron ser agotadoras por lo soleadas y yo lo relevaba en la noche.  Desafortunadamente, justo cuando ya iniciaríamos a pegar adobes, Juan tuvo que viajar por fuerza mayor a Bogotá y decide ensañarme todo lo necesario para terminar con el proyecto yo solo. 

Aunque para mi fuera difícil por mi jornada laboral no desfallecí, por el contrario, me llenaba de motivación y continué perfeccionando los conocimientos aprendidos de Juan, a pesar de equivocarme, perder material y hasta tener que tumbar lo hecho para iniciar de nuevo y mejorar la técnica.

Limitación de presupuesto

En el momento que se terminó el presupuesto y los materiales pensé que no iba a poder continuar, pero Don Rigo me volvió a brindar su apoyo prestándome más dinero – “se me aguan los ojos al recordarlo”. Por la ausencia de tiempo disponible, aunque era constante y trabajara a diario hasta las 9:00 de la noche, no me rendía mucho pero aun así lograba avanzar. También debo decir que recibí apoyo de mis amigos y familiares a los cuales les agradezco con el alma, pues solo por el hecho de ayudarme un fin de semana, significaba proporcionalmente 2 meses de trabajo para mí. 

Como en todo también recibí comentarios negativos y críticas de algunas personas como: “ojalá no se le vaya a caer la casa encima”, pero esto en vez de desanimarme antes me impulsaba a continuar y a no desfallecer.

 

 

 

¡Todo tiene sentido!

La deuda ya ascendía a 20 millones y aún faltaban las ventanas, la luz y la obra blanca, pero como mandado del cielo, fue justo ahí cuando el mundo entró en una recesión a causa del virus del COVID 19 el cual hizo detener todo el comercio y la industria.  Quizás suene duro, pero Dios o el Universo me hecho una manito o al menos ¡así lo siento yo! Después de tanto esfuerzo, pues lo que para unos haya sido quizás el peor momento  para mí fue como un milagro. Por fin iba a tener mucho tiempo para dedicarle a mi proyecto y así fue; le dedique el 100% de mí para culminarlo, el cual ya veía materializado pues hasta entonces ya contaba con todo el aspecto de una casa.

Debo reconocer que al principio no encontraba sentido invertir tanto dinero en cimientos, columnas y vigas, pero luego entendí que fue el mejor consejo que pude haber recibido, pues sobre estas bases pude construirle plancha a la casa y a futuro tengo la oportunidad de continuar con la construcción, ya que cuenta con los soportes estructurales necesarios.

Finalmente, luego del gran apoyo de nuestros familiares y amigos, siendo el 30 de mayo de 2020 en medio de un fuerte aguacero y con algunos detalles de la cubierta por terminar, estrenamos nuestra casa. No importaba si nos mojábamos, pues esa noche dormiríamos bajo el techo que nosotros con tanto esfuerzo y dedicación habíamos construido.

Por: Jhonatan Loaiza – Inspector y supervisor de Bioestructuras.